Mi Sitio: Home | Fotos |



Alcanzar la Felicidad..., depende de cada uno.



Conforme van pasando los años, nuestra vida se va viendo enfrascada en un continuo y rutinario trajinar, a tal punto que casi no tenemos espacio para detenernos a reflexionar en torno a este don maravillo que es la vida y que nos ha sido dado por pura gratuidad.

Alegrías, tristezas, enfados, situaciones problemáticas, angustias, miedos y temores parecen ir marcando nuestro diario vivir, tenemos tiempo para todo y para todos, menos para nosotros mismos, caminamos por la vida tratando de cumplir con un sinnúmero de personas y de cosas, pero lamentablemente no cumplimos con nosotros mismos, y eso no es bueno, por una sencilla razón, estamos desatendiendo nuestro ser personal.

Si se nos ha dado la vida es para que a través de ella alcancemos la felicidad, pero no esa felicidad efímera, caduca, que a veces vemos esfumarse alrededor nuestro, sino aquella que perdura a pesar de las contradicciones o avatares del día a día, esa felicidad, la verdadera felicidad solo se alcanza, poniendo los medios para ser mejor.

Siempre me ha impactado aquel pasaje del “joven rico” [Lc. 18, 18 – 24], él quería ser feliz, es por eso que buscó a Jesús, sin embargo a la hora de optar, de escoger por aquello que realmente le pudiese dar lo que el buscaba, no fue capaz de renunciar a sus apegos, a sus egoísmos, a sus placeres, a sus falsos orgullos y lamentablemente, aunque estuvo frente a la verdadera felicidad, renuncio a ella. Es curioso pero pienso que a veces nos sucede lo mismo, anhelamos ser felices, pero equivocamos el camino, debemos de preocuparnos por vivir mejor, esto es buscar que nuestra vida valga la pena ser vivida, darle un sentido, marcarle un rumbo.

Es bueno de vez en cuando hacer un alto en nuestro diario caminar, para repasar y ver como estamos llevando nuestra existencia, nuestra vida, estoy seguro que nos encontraremos con grandes sorpresas.

Nos acercamos al fin del año, y creo que es un tiempo oportuno para reflexionar de cara a Dios, dejarnos conducir por Él, ordenar y mejorar nuestro actuar, en nosotros mismos, con nuestro prójimo y sobre todo con el Creador, toda vez que le debemos nuestro ser.

Estamos a tiempo de recomenzar, reorientando nuestra vida, pensemos que Dios nos ha puesto en este mundo para que a partir de nuestro esfuerzo diario alcancemos un día esa felicidad que buscamos.

Cuanta razón tenía San Agustín cuando dijo “Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón estará insatisfecho hasta que descanse en tí...” hay en el hombre una sed de felicidad inmensa, es por eso que vive como vive y su vida pierde su horizonte cada vez que se aleja de Dios, por el contrario sólo cuando le descubre presente dentro de si, todo cambia, todo se torna distinto, todo adquiere un nuevo sentido, y es que sólo en Dios hayamos paz y tranquilidad, sólo en El la vida adquiere su verdadera y real dimensión.

Nos encontramos muy cerca de la Navidad, tiempo de alegría y gozo, de saber que Dios una vez más nace en nuestro corazón, pero antes de celebrarla , o mejor dicho, para celebrar de verdad la navidad, tenemos que vivir el adviento, cuatro semanas que nos permitirán prepararnos para recibir a Jesús, cuatro semanas en las que podremos revisar nuestro andar con miras a mejorar y abrir nuestro corazón a Dios, dejar que Él vaya adentrándose en nuestro ser, al punto de llegar algún día a decir como San Pablo: “Ya no vivo yo, es Cristo que vive en mí” (Gál 2, 20) .

Démonos la oportunidad de encontrarnos a nosotros mismos, para poder luego salir al enc
uentro de quienes nos quieren y esperan de nosotros, mayor atención, aprecio, y cariño, recordemos que nadie da lo que no tiene, y es que la ausencia de Dios en el corazón, trae consigo una ausencia de felicidad que termina por hacernos caer en un profundo vació existencial, de allí la necesidad de buscar a Dios, sintiéndonos necesitados de Él y afirmando al igual que Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” [Jn 6, 68] no dejemos de pensar que si no nos llenamos del calor de Dios muchos morirán de frió.

Posteado por Marco Alberca 4:29 p. m.  

0 Comments:

Post a Comment