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Un Testimonio de amistad.

Los años pasan, y con ellos una carga de recuerdos y nostalgias en torno al hecho de si lo realizado a lo largo de la vida ha valido la pena ser desarrollado.

Soy maestro y cada día descubro algo nuevo en torno a mi profesión, en principio, que hay que tener vocación, luego mucha paciencia y optimismo para seguir bregando día a día en una carrera que no es muy comprendida ni valorada, pero que si se vive con ilusión te va dejando la satisfacción del trabajo bien hecho y sobre todo te da la posibilidad de con los años vas viendo que la semilla que se fue esparciendo de una y otra forma va dando sus frutos.

Es una labor callada, a veces dura por el mismo hecho de no ser reconocida en su momento, pero que resulta finalmente inmensamente grato, el poder constatar que todo aquello que de alguna manera diste a tus alumnas, a lo largo de su proceso de formación, de una u otra manera queda en ellos, y es que se llega a cumplir aquella frase bíblica que dice: “Así que por sus frutos los reconoceréis” (Mt. 7, 15-20). Es ahora al cabo de más de veinte años de docencia, que puedo decir que lo sembrado llega a fructificar en la medida que la semilla haya calado en el terreno. Me refiero al hecho de que todo aquello que como docente das o diste a tus alumnos, y me refiero no solo a la parte informativa, sino también a la formativa finalmente queda en cada uno de ellos.

Lo acabo de constatar, hace unos días he vivido una de las experiencias más tiernas de mi vida y que casualmente me han hecho pensar que vale la pena ser maestro, a pesar de que quizás quienes deberían valorar y reconocer tu labor finalmente lo pasan desapercibido.

Después de diez años me reunía hace unos días con un grupo de alumnas de una promoción muy singular y especial, (Prom. Marco Alberca Balarezo) sí es verdad, tal vez todas no estuvieron, por un sinnúmero de razones, pero las que lo hicieron me hicieron notar con sus palabras, sus gestos, sus atenciones que la imagen del Maestro siempre queda en nuestra mente y en nuestro corazón.

Esta experiencia me ha hecho pensar que la amistad, venga de donde venga, en mi caso se dio a partir de la relación maestro - alumnas, sólo requirió de sinceridad, transparencia y espacios de tiempo en el día a día, el escuchar a mis alumnas a lo largo de la reunión, un continuo gracias por todo, ha sido más que suficiente para poder decir una y mil veces, vale la pena ser maestro

Vicky , Ely, Romina, Liz , Paola, Erika, Evelyn, Shadia, Milagros, gracias a cada una de uds. por todo, por su aprecio, por su tiempo y por la alegría de saber que todo lo que un maestro hace por sus alumnos no se pierde en el tiempo, todo lo contrario, permanece para siempre.

Posteado por Marco Alberca 8:07 p. m.  

4 Comments:

  1. Anónimo said...
    gracias a uds,querido profe, por sus enseñanzas,y sus sabios consejos....
    liz said...
    LINDAS PALABRAS PROFESOR GRACIAS POR TODO LO Q NOS ENSEÑO UD ES EJEMPLO A SEGUIR ,SIEMPRE ESTARA EN NUESTROS CORAZONES ,HACEMOS TODO LO POSIBLE POR SEGUIR LA AMISTAD Q NOS UNE A LAS CHICAS DEL QRIDO CHECA CORAZON.UN ABRAZO FUERTE Y EXITOS PROFE LO QREMOS.
    Kriss said...
    No hay duda que es un buen profesor, nos informa en lo didáctico y en personal. Un gusto que usted sea nuestro profesor; me gustaría ke fuera, también, nuestro maestro... :)
    Anónimo said...
    no lo conosco pero su testimonio me ayudo hacer una tarea segiel ejemplo
    adioz

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